miércoles, 12 de marzo de 2014

DE NOSTALGIAS Y DE SUEÑOS

Melancolía -Vincent van Gogh

La nostalgia, madre amorosa del desconsuelo, se infiltra en la rutina de los días iguales al de ayer, al de hoy, al de mañana. Se agazapa en cada cuadro, en el aroma del café, entre las notas de una canción, en cada voz, a contraluz en las fotografías. En su crueldad infinita, aunque amorosa, te asalta con su arsenal de recuerdos: guijarros empedrándote el camino que, a tropezones, te humedecen la vista y te oprimen el pecho.

Ávida, hambrienta de recuerdos nuevos, la nostalgia se presenta en los peores momentos: en la fila del mercado, cuando lavas las ventanas, cuando hablas por teléfono. Liándote un cigarrillo, de memorias y de sueños, te lo fumas lentamente y entre las volutas de humo se pierde tu pensamiento

Visitante inoportuna, descortés huésped que distrae tu atención, que demanda de tu tiempo, que invade el nocturno silencio y te ametralla de voces, de lugares, de personas y de afectos. Inquilina que incomoda, que te sigue en cada paso, que machaca un sonsonete de envejecidos espejos para mirar al pasado, donde mora acompañada de tus profundos anhelos.

Piensas que la has enterrado bajo el peso de un proyecto. Piensas que la has ahuyentado conociendo otro hechicero. Piensas que la has olvidado, cuando emigras a otros puertos. Pero pronto, todo eso, se convierte en armamento: los proyectos, en rutina; el hechicero, en recuerdo y el puerto en uno más de tus incontables destierros.

Sin embargo, en tiempos revueltos, cuando la rutina amenaza con quitarte los deseos; cuando el desamor, como buitre, sobrevuela el corazón; cuando la mediocridad salitrosa consume todo lo bello, la nostalgia, madre amorosa del desconsuelo, es una amiga que te sostiene en sus brazos, volviendo alados tus sueños.


María Guadalupe Munguía Tiscareño (21-04-2008)

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