Desde que era muy pequeña
me refugio en las palabras:
las que cantando arrullaban
los dulces sueños de infancia
Las que aprendí balbuceando
Las que en libros encontraba.
Las que vertieron al pozo
lágrimas desconsoladas.
Me refugié en las palabras:
las de elogios escolares,
las de adolescentes amores,
las que mintieron promesas
las que cumplieron venganzas.
Las que mis sueños formaron .
Las que tocaron el cielo.
Las que a balbucear enseñaba.
Las que en gratitud respondieron.
Las que me echaron en cara.
Desde que tengo recuerdos
mi refugio es la palabra...
Con el escudo hecho pedazos
y la armadura abollada,
me refugio en las palabras:
las dichas y malgastadas.
Las que escribo y las que callo;
las que mendigo negadas;
las que acarician, las que condenan;
las que me hieren y matan.
Las colgaré a todas ellas
en la punta de mi lanza.
Me refugio en las palabras,
serán siempre mi mejor arma.
Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO
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