Deja que te diga un pequeño cuento
que fue acuñado por mi pensamiento
mientras contemplaba en la luna bella
tus ojos luceros y tu alma estrella
Érase un marino, feliz navegaba
siguiendo la ruta como hombre de mar
el viento del norte curtíale la cara
sin patria y bandera, su diosa la mar.
Su bajel pirata atracó en mil puertos
fondeó en los esteros para descansar
pero su alma triste de corsario negro
constante llamaba otra vez a zarpar .
Marinero errante, zarpaba de nuevo
era tan celosa su diosa del mar
que no le bastaba extinguir el fuego
con mil aventuras la pasión de amar
Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO
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