miércoles, 11 de noviembre de 2015

Silencio...

Graciela Iturbide, Mujer Ángel, Desierto de Sonora, 1979


 ¡Cállate! ¡No existes! ¡No importa si estás o no!

Agradece tu rincón (no  lo mereces)
No me hagas perder tiempo (es más valioso que tú)
Humíllate, ruega, concede (gánate mi atención)
Compite, demuestra, prueba, (que valiste la inversión)
No es suficiente, da más, escóndete (que avergüenzas)

Y ¡Cállate! ¡No existes! ¡No  importa si estás o no!

Pero …(¡Cómo te atreves!
Yo quiero… (¡Tú solo debes!)
Ser feliz … (¡Eres un castigo!)
Un espacio…(¡Están ocupados!)
Ser como soy…(¡Una puta!)
Y que me quieran… (¡No lo vales!)
Aprender…(¡Serás idiota!)
Tener…(¡Confórmate con migajas!)
Volar…(¡ No tienes alas!)
Decir NO (¡Hay mejores que tú!)
Decir…SÍ (¡Solo obedece!)
Decir TAL VEZ (¡No habrá quien te ruegue!)
Si me apetece ( ¡Tú , Obedece!)              
Un SIEMPRE… (¡Jamás!)
Un NUNCA… (¡Jamás!)
Un Instante… (¡Jamás!)
Libertad… (¡Jamás!)

SER y ESTAR  (¡Cállate, no existes, no importas, no lo vales, no lo mereces!)

Seis personas, seis afectos, seis pilares cada uno  en su momento, como un muro de granito, han recurrido al silencio lleno de ruidos,  fantasmas y  antiguos monstruos…


Se aprende  a crecer por cuenta propia y, sin embargo, cuando se acercan  la puerta siempre está abierta,  que la vocación de idiota impide ser cínica o  emocionalmente sorda.

Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO

domingo, 27 de septiembre de 2015

Una habitación propia

donde poder tocar música, leer, meditar, desafiar al mundo, habitación que podía convertir en fortaleza y santuario”. 
Fin de viaje-Virginia Woolf

"¿Qué estás pensando?", me preguntan...

Pienso en que sigue vigente lo que decía Virginia Woolf respecto a lo que una mujer precisa para escribir, ya no solo ficción, sino cualquier otra cosa ("una habitación propia...y 500 dólares").

Pienso en los momentos robados a las actividades cotidianas que, gracias a los estereotipos, cumplen muchas mujeres que desean participar o participan en  diferentes disciplinas (investigación, arte, literatura, política).

Pienso en los momentos robados al descanso, a la comida, al interactuar socialmente, a la familia.

Pienso en lo muy difícil que resulta crear cuando todo mundo parece tener una opinión, un consejo, un reproche...un microscopio que descubre y magnifica  cada "falta"; un megáfono que amplifica los atávicos- y desde fuera sembrados- "complejos de culpa" por no cumplir  p-e-r-f-e-c-t-a-m-e-n-t-e   las expectativas de la mirada ajena; una libreta de "castigos" para aplicar en cada caso (la soledad, la comparación, el silencio, el ostracismo, el ridículo, la censura, la suspicacia y la burla).

Pienso en  los instantes en que la tentación de abandonar los sueños propios, de "asesinar" el impulso creativo para no ser apabullada día con día, por diferentes personas, desde que naces hasta que mueres.

Pienso en todas las mujeres que mezclan sus lágrimas con los ríos de tinta que utilizan para expresarse... a pesar de todo y de todos.

Y pienso que yo, también, me voy a pedir una habitación propia, aunque sin los 500 dólares...que no es que no me hagan falta pero, para hacer lo que hago en el campo de la creación,  solo preciso cerrar los ojos, apretar los puños, respirar profundo y refugiarme cobijada por mis libros y mi música.




La indomable autora de este blog.
MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO

lunes, 15 de junio de 2015

Enemiga del silencio

"Insight" by Natalia Deprina

Enemiga del silencio
sin apenas  respirar
salgo corriendo al lugar
donde ser, en libertad,
sin tapujos ni caretas
o condenada dudar

Dándole la espalda al juicio
que califica y cuestiona
mis desafíos, mi batalla
y juega a que me castiga
no son para mí medallas
que quisiera conservar

El silencio no doblega
pero levanta murallas
tan altas, tan escarpadas,
tan frías, tan resbalosas
tan filosamente empedradas
que no quieres escalarlas.


Salir huyendo, callada,
con la armadura abollada
mejor que estar resentida,
cabizbaja y pensativa
tratando de adivinar
si da igual estar-no estar



Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO

sábado, 28 de febrero de 2015

LA ÚLTIMA FRONTERA DE LA BESTIA

EL RETRATO DE DORIAN GRAY (1945)
Cuando las monedas  no disfracen tu mezquindad.
Cuando ya  nadie crea en el personaje inventado para ti misma.
Cuando descubras que no eres útil  ni necesaria.
Cuando los que quieres ver llorando somos felices, a pesar tuyo.
Cuando no haya brazos dispuestos, oídos para escucharte.
Cuando cada "yo te dí", "yo lo compré", "tú me lo debes" haga mella en tu cuerpo.
Cuando el tiempo cobre tus celos, tu envidia, tu infelicidad y tu incapacidad para ser sin disminuir al otro.
Cuando en la vejez no encuentres un mínimo de aprecio, porque no le haces falta a nadie.

Cuando te mires al espejo y veas la bestia, podrida y patética,  en la que te has convertido, habrás llegado a tu última frontera...y será demasiado tarde



Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO



lunes, 13 de octubre de 2014

ME GUSTA SENTIRME MUJER

“A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre que se sabe hombre”
Gioconda Belli

http://www.mirartegaleria.com/2013/06/desnudos-artisticos-en-fotografia.html
Fotografía de Jorge Warda, en: Mirarte Galería 




Me gusta sentirme mujer:

Frente a un hombre que  me observa y aprecia lo que mira; que no me ve como un trofeo o una presa.

Frente a un hombre que me piensa humana, que no me concibe como objeto al que se puede usar,  desechar, reemplazar, reciclar,  al vaivén de sus deseos.

Frente a un hombre que me mira a los ojos  con  la honestidad y la confianza con que yo miro los suyos, con verdad en la mirada, nunca por encima del hombro, siempre en el mismo nivel.

Frente a un hombre que celebra mi inteligencia tanto como yo celebro la suya, con frases sencillas y significados profundos; sin poses galantes y sin "aspavientos" que  esconden  intenciones que la insultan o menosprecian.

Frente a un hombre que actúa para hacerme sentir acompañada, no frente a quien "halaga" para hacerse sentir importante.

Frente a un hombre que está cuando más hace falta y que me permite estar, le haga o no le haga falta.

Frente a un hombre quien, primero, es amigo y hace honor a su palabra. Un hombre a quien respetar y admirar; con quien poder compartir, aprendiendo juntos, sin crear o mantener expectativas falsas

Me gusta sentirme mujer, en suma, frente a  un hombre que se conduce  con justicia: COMO UN HOMBRE AL QUE LE GUSTA SENTIRSE HOMBRE FRENTE A UNA MUJER QUE SE SABE MUJER.

María Guadalupe Munguía Tiscareño

jueves, 12 de junio de 2014

ÁTICO

Attic, 2002, oil on canvas, 60" x 60", (c) Michael Kareken

Osos tuertos, muñecas mancas, colores cojos.
Libros, papeles, viejas revistas, cartas y fotos.
Cortinas, vestidos, calcetas, guantes, espejos rotos,
Fichas, cuentas, collares, hilos, agujas y juegos flojos.

Hay recuerdos que debieran ser quemados,
hechos cenizas, de los objetos desalojados.
Hay historias que debieran ser enterradas,
hechas arena, de los objetos desalojadas.

Hay mucho llanto que debiera ser secado,
evaporado, de los objetos desalojado.
Hay momentos que debieran ser superados
hechos neblina, de los objetos desalojados.

Hay sonrisas que debieran ser olvidadas,
hechas ceniza,  vueltas arena entre guijarros,
evaporadas en la neblina de las nostalgias
de los sueños y los  objetos desalojadas...


Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO

miércoles, 12 de marzo de 2014

DE NOSTALGIAS Y DE SUEÑOS

Melancolía -Vincent van Gogh

La nostalgia, madre amorosa del desconsuelo, se infiltra en la rutina de los días iguales al de ayer, al de hoy, al de mañana. Se agazapa en cada cuadro, en el aroma del café, entre las notas de una canción, en cada voz, a contraluz en las fotografías. En su crueldad infinita, aunque amorosa, te asalta con su arsenal de recuerdos: guijarros empedrándote el camino que, a tropezones, te humedecen la vista y te oprimen el pecho.

Ávida, hambrienta de recuerdos nuevos, la nostalgia se presenta en los peores momentos: en la fila del mercado, cuando lavas las ventanas, cuando hablas por teléfono. Liándote un cigarrillo, de memorias y de sueños, te lo fumas lentamente y entre las volutas de humo se pierde tu pensamiento

Visitante inoportuna, descortés huésped que distrae tu atención, que demanda de tu tiempo, que invade el nocturno silencio y te ametralla de voces, de lugares, de personas y de afectos. Inquilina que incomoda, que te sigue en cada paso, que machaca un sonsonete de envejecidos espejos para mirar al pasado, donde mora acompañada de tus profundos anhelos.

Piensas que la has enterrado bajo el peso de un proyecto. Piensas que la has ahuyentado conociendo otro hechicero. Piensas que la has olvidado, cuando emigras a otros puertos. Pero pronto, todo eso, se convierte en armamento: los proyectos, en rutina; el hechicero, en recuerdo y el puerto en uno más de tus incontables destierros.

Sin embargo, en tiempos revueltos, cuando la rutina amenaza con quitarte los deseos; cuando el desamor, como buitre, sobrevuela el corazón; cuando la mediocridad salitrosa consume todo lo bello, la nostalgia, madre amorosa del desconsuelo, es una amiga que te sostiene en sus brazos, volviendo alados tus sueños.


María Guadalupe Munguía Tiscareño (21-04-2008)

viernes, 8 de noviembre de 2013

Me refugio en las palabras


Desde que era muy pequeña
me refugio en las palabras:
las que  cantando arrullaban
los dulces sueños de infancia

Las que aprendí balbuceando
Las que en libros encontraba.
Las que vertieron al pozo
lágrimas desconsoladas.

Me refugié en las palabras:
las de elogios escolares,
las de adolescentes amores,
las que mintieron promesas
las que cumplieron venganzas.

Las que mis sueños formaron .
Las que  tocaron el cielo.
Las que a balbucear enseñaba.
Las que en gratitud respondieron.
Las que me echaron en cara.

 Desde que tengo recuerdos
mi refugio es la palabra...

Con el escudo hecho pedazos
 y la armadura abollada, 
me refugio en las palabras:
 las dichas y malgastadas.

Las que escribo y las que callo; 
las que mendigo negadas;
 las que acarician, las que condenan;
 las que me hieren y matan.

 Las colgaré a todas ellas
en la punta de mi lanza.
Me refugio en las palabras, 
serán siempre mi mejor arma.


Por: MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO

martes, 20 de agosto de 2013

UN ARTE (Elizabeth Bishop)



Un arte 
(Traducción de Fernando Pérez)


El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Tantas cosas parecen empeñadas
en perderse, que su pérdida no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta el tumulto
de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.

Practica entonces perder más aún, y más rápido:
lugares, nombres, y el sitio al que se suponía
que viajarías. Nada de esto será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre, y -¡mira!- la última, o
penúltima de tres casas que amaba se fue.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.

Perdí dos ciudades, ambas adorables. Y, más ampliamente,
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue un desastre.

-Hasta al perderte a ti (la voz bromista, un gesto
de amor) no habré mentido. Es evidente que
el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir
aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre.

El poema y su traducción en: http://www.letrasenlinea.cl/?p=153




domingo, 7 de julio de 2013

Si tuviera que hacer mi testamento

Mi manera de "necesitarte" es hablar contigo sin más pretensión que la de compartir el día y hacerlo sin pretextos, como antes, sin sentir que confundes la intención y que por éso te agobias y te enfadas. Mi manera de "necesitarte" es contar contigo, en lo cotidiano no en lo excepcional (aunque ahora hay una circunstancia excepcional). Soy, en estos momentos, un cronopio de Cortázar: que “advierte que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj atrasa. Si tuviera que hacer, hoy, mi testamento pediría volver el tiempo atrás, justo al momento en el que tu confianza me abandonó.

Sigo insistiendo, como cronopio, porque no quiero perder un amigo más, y mi reloj atraso, y mi reloj atraso y mi reloj atraso...
                                       MARÍA GUADALUPE MUNGUÍA TISCAREÑO



TESTAMENTO
(Eliseo Diego)

Habiendo llegado al tiempo en que
la penumbra ya no me consuela más
y me apocan los presagios pequeños;

habiendo llegado a este tiempo;

y como las heces del café
abren de pronto ahora para mí
sus redondas bocas amargas;

habiendo llegado a este tiempo;

y perdida ya toda esperanza de
algún merecido ascenso, de
ver el manar sereno de la sombra;

y no poseyendo más que este tiempo;

no poseyendo más, en fin,
que mi memoria de las noches y
su vibrante delicadeza enorme;

no poseyendo más
entre cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo;
 
 decido hacer mi testamento.

Es este:
les dejo
el tiempo, todo el tiempo.